Un Padre Universal. Subordinación político militar de los estados a su política exterior, en vez de auto dirigirse, destruyéndose así la posibilidad de oposición legal al Padre, y criminalizándose así, a todo lo que no lo favorezca. Los negros, analfabetos, colonizados, torturados, oprimidos, hambrientos, radicales, no son lo suficientemente maduros para tomar en sus propias manos su administración. El Padre asume la minoría de edad de sus hijos, y responde ante ellos, educando e imponiendo su modelo de vida:

Separación entre vida privada y profesional; división del trabajo intelectual y manual; eterna minoría de edad en los procesos de producción organizados jerárquicamente; felicidad igual a consumo: no tener y querer; deformación psíquica de sociedad de mercancías: estrés, fobia, pánico, esquizofrenia, depresión, suicidios; violencias con los niños; lucha competitiva de todos contra todos: hacer carrera, luchar por el prestigio, ascender, pisotear, vivir a costa de los otros; hambre, miseria, aislamiento; disociación del pueblo en hombres y mujeres, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, nativos y extranjeros, ganadores y perdedores, ricos y pobres; explotación; la ley del miedo; terror de los medios de comunicación; inseguridad de vida, a pesar del altísimo grado de tecnificación y las inmensas riquezas de esta mundo…

Este padre tiene unos hijos rabiosos, pero legítimos, que creen en los derechos, en la vida, humanidad, identidad e dignidad de los menos favorecidos por este modelo. Creen ser parte de la solución, no del problema. Creen en la demostración práctica de la verdad del hombre: uno es no lo que cree ser, si no lo que es según sus funciones. Y también creen en la capacidad de actuar libremente y sin miedo, al margen de los imperativos del Padre, de su legalidad.

(Se destapa los ojos) Nosotros, los hijos rabiosos, despertamos el odio del Padre, por seguir levantando cabezas: despliega toda su fuerza contra nosotros, evidenciando nada menos que su debilidad. Personifica en nosotros el mal que atenta contra su seguridad. No se declara en contra de nuestras causas, sino en contra de cada uno de nosotros por separado, como patologías que solo se puede temer, encerrar, castigar, eliminar… como si no fuéramos hijos suyos. Desde aquí, solo nos queda resistir (va hacia pared): luchar, actuar, pensar… aunque sea a partir de nuestra angustia y desesperación. (Encuentra su propia sombra) Resistir, resistir, resistir”

Juega con su sombra, hasta aparecer siluetas de la -2

(texto escrito por mi, 2005)

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